Los freelancers, no tenemos tiempo que perder: el trabajo para los clientes, las publicaciones en nuestras redes sociales, los emails, la contabilidad… No tenemos mucho tiempo. A eso, hay que añadir las obligaciones relativas a nuestras vidas personales… Así que tenemos que trabajar sin parar un segundo aunque nuestros cerebros saturen.
Hice eso durante mucho tiempo, a veces caigo de nuevo en la tentación, pero he entendido que con un cerebro saturado, nadie trabaja bien. Si notas que no puedes más, que tu creatividad está atascada o que una zona de tu cuerpo te duele… ¡Para ya! Tomate un café en una terraza y mira a la gente pasar, pasea tu perro en el parque, enciende Netflix… Elige lo que prefieras, pero tomate un descanso. Volverás a tu despacho con más energía, con ideas nuevas y se notará en tu trabajo.